MAS ALLÁ DEL AJUSTE


 

Oscar Garay (*) - Especial para Hoy

               No hay duda que la confusión salpicada muchas veces con algunas cuotas de mala intención han resurgido por doquier en los últimos días del primer ajuste después del impuestazo con que inaugurara su gobierno el Presidente De la Rúa.

               Tanta hojarasca plagada de retórica oportunista, las más de las veces vociferada por quiénes son autores o cómplices de “la pesada herencia menemista”, nos sugiere algunas cuestiones para tratar. La primera de todas es la lógica pregunta si las medidas tomadas y anunciadas pero no concretadas son buenas o malas.

               Para empezar podríamos decir que tal vez no sean ni buenas ni malas, sino escasas o insuficientes.

               Con esto quiere significarse que probablemente el ajuste, desde el punto de vista macroeconómico sea la única salida o “una necesidad”, como dijo el Jefe de Gabinete Rodolfo Terragno, surgida de la caótica situación que nos legó la gran mayoría de quiénes con asombroso desparpajo se paseaban por la Plaza de Mayo el jueves pasado.

               Ahora bien el gobierno nacional debe hacerse cargo de otra cuestión mas trascendente como es tratar de imaginar que ocurrirá después del ajuste. La pregunta sería entonces: después del ajuste, ¿que?.

               La hipótesis de trabajo propuesta es similar a la que desgraciadamente no con mucha frecuencia se plantea desde los más lucidos foros de debate en materia de política económica. Dicha hipótesis consistiría en hacer de cuenta que a la Argentina le ha sido condonada o perdonada su deuda externa.

               ¿Es esto una locura?. Sin dudas que puede parecerlo, pero pensemos por un minuto. Por cierto que no cuesta imaginar grandes festejos populares, automóviles en las calles, bocinazos y vendedores de gorritos, remeras y demás suvenirs con la leyenda “I love IMF” (tal como es FMI en inglés).

               Ahora bien, los festejos terminaron y las plazas están vacías. Surgirá entonces la nueva cuestión ¿Qué habrá cambiado para los argentinos?. A poco de despertar descubriríamos que nada. Absolutamente nada. Comenzaríamos entonces a darnos cuenta como niños, que no alcanza con que nos perdonen la deuda. Además tendría que haber acreedores dispuestos a volver a prestar dinero porque la Argentina, por ser un país que importa en bienes y servicios muchísimo mas de lo que exporta, y que remite cantidades crecientes de intereses, dividendos y regalías al exterior, carece de fondos propios para cubrir esos déficits que en pocos meses irán generando nuevamente deuda que no se podrá pagar, por lo que será necesario un nuevo ajuste y así en forma sucesiva.

               La mas elemental de las conclusiones de este razonamiento es que el problema central mas que la deuda es que el país tiene serios deficiencias económicas estructurales que provocan que esa deuda se genere.

               Como en el ejemplo de la deuda externa la cuestión central a dirimir con respecto al ajuste parece ser la siguiente: el problema es el ajuste, es decir las medidas que lo componen o es la situación, parecida a la descripta en el caso de la deuda, que termina por desencadenarlo?

               La respuesta, al igual que en el caso de la deuda externa, parece ser que mas allá del ajuste, que es un remedio, que puede ser útil o no, para una situación económica determinada, lo que debe modificarse son las causas que llevan a aplicarlo. De lo contrario en unos meses será necesario uno nuevo y así sucesivamente

               Operar sobre las causas significa antes que nada, identificarlas. Para ello es necesario admitir de una vez por todas que la Argentina no padece una crisis por despilfarro, sino por pobreza. Ahora bien admitir esta circunstancia implica poner sobre la mesa lo que hay que poner: es decir la discusión de fondo sobre “el modelo”.

               El modelo neoliberal a la argentina es una mezcla de apertura aduanera indiscriminada con tipo de cambio fijado por ley (1x1) con moneda local sobrevaluada que literalmente impide exportar y, a su vez, subsidia la importación de cualquier tipo de bienes. Este generoso modelo neoliberal a la argentina además de garantizar ganancias financieras aseguradas por el estado, vía ley de convertibilidad, a tasas de interés muy superiores a las del mundo civilizado, ha logrado hiper-desocupación con salarios comparativamente altos en dólares que son, al mismo tiempo, miserables en cuanto a poder de compra.

               Es claro entonces que desde la economía todo esto debe discutirse, pero mas claro aún que esa discusión no es posible sin una anterior de carácter filosófico. ¿Es viable un modelo que para cerrar sus cuentas ha dejado a casi la mitad de las familias argentinas bajo la línea de pobreza, ha barrido con la industria nacional y condena al campo a la quiebra irremediable?. La respuesta es, desde nuestro punto de vista, decididamente no.

               En síntesis: el ajuste puede ser el último en tanto y en cuanto se mire a la política económica desde otra óptica, pero no habrá ajuste que alcance en tanto se persista obstinadamente en aplicar un modelo que aunque creó una ficción de estabilidad luego de varios años de hiperinflación, nació para pocos, sobrevivió para menos y nos está agotando a todos.

               (*) Integrante del Centro de Estudios para el Desarrollo (CEPADE)

 


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