ENDEUDAMIENTO IMPRODUCTIVO


 

Dr. Fernando López (*) - Especial para Hoy

               En estos días los ciudadanos de La Plata por medio de nuestros representantes (intendente, oficialismo y oposición) nos vamos a endeudar en 105 millones de dólares. Lo que significa que también comprometeremos los fututos ingresos que van aportar a la Municipalidad nuestros hijos y nietos en las próximas décadas. Estamos ante una circunstancia que se da una vez cada 90 años aproximadamente. Es decir que hasta el próximo siglo seguramente nadie más podrá comprometer en semejante magnitud el patrimonio Municipal. No parece poca cosa la envergadura de las medidas. Debería significar que esta oportunidad sea realmente aprovechada por esta y por las generaciones que vienen, se tendrían que construir y consolidar los cimientos que impliquen el despegue definitivo de La Plata.

               Quienes decidieron el endeudamiento lo hicieron en nombre y representación del 14,5 % de desocupados que dejarán seguramente de serlo antes de que se termine de pagar, e incluso le van a generar mejores condiciones a los hijos de estos.

               En igual medida interpretaron el reclamo de las miles de familias que constituyen el sector hortícola que están literalmente en banca rota, de los floristas que no encuentran mercado, de los profesionales necesitados de un trabajo de acuerdo a su idoneidad e incumbencia.

               Disiparon el futuro de los casi 80.000 trabajadores sub.-ocupados que están en búsqueda de mejores condiciones laborales, y sobre las mayores ventas que van a venir para los 16.500 comercios habilitados en nuestra comunidad. Tuvieron en cuenta toda la población con necesidades insatisfechas.

               Teniendo en claro que la importancia del monto del empréstito implica una renuncia al financiamiento por varias décadas, los fondos obtenidos tendría que ser aprovechado al máximo para lograr la superación de los problemas, también a largo plazo, que traban el despegue económico de la región. Este es, a su vez, sería el reaseguro de que cualquier proyecto pueda ser sostenido en el tiempo y durante varias elecciones. Nadie podía imaginarse que quedara fuera de toda discusión, por no ocurrírsele a ninguno de los protagonistas, profundizar el desarrollo productivo de nuestra región.

               El mas elemental de los análisis determinaría que para poder comprometer y fundamentalmente cumplir con los compromisos es necesario un crecimiento de los sectores de la producción que impliquen un efecto multiplicador de los ingresos de los contribuyentes que permitan un aumento de la recaudación.

               Claro que para ello resulta imprescindible sostener la idea que la estructura económica de nuestra ciudad no puede absorver a la gran cantidad de desocupados y mal ocupados que alberga. Que tiene potencialidad en recursos humanos y económicos que pueden constituirse en un desarrollo genuino, impulsado y orientado con las herramientas que puedan generar nuestros representantes. Las mismas mal utilizadas condenan a un fracaso inexorable que, se insiste, deberá explicarse a las futuras generaciones. Cualquier endeudamiento que no se vuelca al crecimiento sostenido de los ingresos de los ciudadanos es absolutamente improductivo.

               Paradójico resulta que el Banco Interamericano para el Desarrollo facilite recursos que hay que devolverle para financiar obras faraónicas y costosas que de ninguna manera contribuirán al desarrollo económico de la región. Sin duda no permitirían que nuestros municipios generen condiciones y productos que perfectamente podemos adquirirlos en los países industrializados. Su accionar desfavorable a nuestros intereses es solamente permitido por la complicidad de quienes deciden endeudarnos en cuestiones ajenas al crecimiento real.

               El asfalto, los semáforos inteligentes, y las cloacas bien pueden ser consecuencia del progreso y desarrollo productivo de la región. Debemos tener en cuenta que las causas de nuestro males que hicieron crecer un 100% la desocupación en la última década, necesitan de medidas impulsivas de un cambio estructural. Hay que priorizar el desarrollo económico y todas y cada una de las medidas y herramientas que tiene nuestro municipio, como el endeudamiento, tendrán que tener como finalidad generar empleo estable y permanente, solamente garantizado por el fortalecimiento de nuestro mercado interno, con una consistente estructura productiva.

               Hay que jerarquizar una herramienta eficaz que lo impulse dentro de nuestro ámbito ante la penosa desaparición e inexistencia del Instituto de la Producción y el Empleo. Habrá que constituir mecanismos que fomenten, garanticen, asesoren y vuelquen créditos y recursos a los particulares para el desenvolvimiento productivo. Habrá que debatirlos y discutirlos, en la misma medida e importancia que el valor del metro cuadrado del asfalto, habrá que defender los proyectos de crecimiento y determinar las prioridades con el mismo énfasis y con los mismos intereses seguramente genuinos que se ponen para hacerlo con las obras en la actualidad.

               Es necesario estar a la altura de las circunstancias para comprender la responsabilidad de decidir esta única oportunidad de endeudarse y no resolver los serios inconvenientes que tienen los ciudadanos platenses. Será una determinación política el camino, sin retorno, que se tome.

               (*) Integrante del Centro de Estudios para el Desarrollo (CEPADE)

 


Página Principal